Cuantas veces has pensado que no logras las cosas porque te hace falta disciplina? Casi todos hemos creído alguna vez que no tenemos la suficiente disciplina y encontramos en esa idea la mejor justificación para explicar porqué no logramos cumplir con los propósitos de 31 de Diciembre y lo usamos para explicarnos a nosotros mismos porqué otros si logran lo que se proponen, mientras todos los demás le damos like a sus fotos en Facebook y lamentamos no haber nacido con ese “súper-poder”.

Quieres ir al gimnasio pero te hace falta disciplina, quieres hacer el examen de PMP pero te hace falta disciplina, quieres ahorrar más pero te hace falta disciplina, o estudiar inglés o salir más temprano del trabajo o empezar a meditar y bueno… se convirtió en la razón por la que no hacemos nada y cuando nos damos cuenta, perdimos mucho tiempo esperando el milagro y no hicimos lo que en el fondo sabíamos que era importante.

¿Pero entonces qué es la disciplina? Definamos bien de que se trata a ver si entendemos mejor de dónde se saca o cómo se consigue. Lo primero que quiero resaltar es que por definición, la disciplina es un conjunto de acciones y no una sola acción. Más específicamente, es un conjunto de reglas o de normas que cuando se practican de manera constante permiten alcanzar un objetivo. Para otros, la disciplina puede ser algo así como actuar respecto a lo que habían planeado. Pero lo que quiero plantear aquí es que veamos la disciplina como la suma de acciones y no como una habilidad con la que nacen pocos y es difícil de desarrollar. Estos son los 4 pasos que podemos seguir para tener o mejor, para construir la disciplina que buscamos:

  1. Haz listas (Planear)

Esta es la parte en la que definimos lo que queremos hacer y en qué tiempo lo queremos lograr. Esto aplica no solo para planear un proyecto a largo plazo como escribir un libro o ir al gimnasio, sino también para planear el objetivo del día o de la semana o el mes. Las listas funcionan muy bien; lápiz y papel o en el celular o usando una App o en una servilleta, no importa realmente el método, enumera lo que quieres lograr. Así creas que tienes tu lista en la mente y no hay necesidad de escribirla, escríbela!.

 

En la planeación es importante incluir todo, incluso los tiempos de descanso, los tiempos para comer, los tiempos de pareja o de familia. Cuando hacemos una planeación equilibrada, le damos tiempo a todo lo que es importante para nosotros y eso también incluye los proyectos que siempre dejamos a un lado porque supuestamente nos falta tiempo. Podemos planear actividades con la técnica Kaizen de 1 minuto o 5 minutos, 15 minutos, de 30 minutos, de 1 hora. Si planeamos 15 minutos diarios de una actividad, al cabo de 6 meses serían 2 días completos de trabajo que no habrías avanzado si no te hubieras tomado los 15 minutos diarios que pensaste que eran muy poco. Crees que esto sería avanzar muy despacio? Te aseguro que es mejor que quedarte congelado esperando a tener 2 días completos libres para comenzar.

 

  1. Distribuye el tiempo (Priorizar)

Esto es algo que la mayoría de nosotros hacemos intuitivamente; especialmente si hay fechas límite, es muy fácil decidir lo que “nos toca” hacer primero; pero este paso va mucho más allá, se trata de definir lo que es importante para ti!, para que empecemos a hacer más cosas de las que nos motivan y no las que “nos tocan”. Muchas veces le damos prioridad a las cosas que son muy importantes para otros, pero no para nosotros; se trata de aprender a juzgar lo que es importante, de lo que puede esperar y así distribuir mejor nuestro tiempo, aunque pensemos que tenemos muy poco.

Y que hacemos con las urgencias? Hay cosas que definitivamente no dan espera, especialmente si están relacionadas con primeros auxilios o con hospital; pero también hay cosas que atendemos como urgentes y realmente no lo son. Muy fácilmente nos volvemos adictos a responder las urgencias de otros, porque por naturaleza disfrutamos sentirnos necesitados. Por ejemplo, cuando planeaste sentarte a escribir un artículo para tu blog y te llama una amiga a pedirte que le ayudes a elegir el vestido para esa fiesta importante; muchas veces dejas todo de lado para ayudar a tu amiga pero a veces esas cosas pueden esperar un par de horas más, o incluso un par de días y tu te sentirás mejor cumpliendo lo que habías planeado.

Ahora imagina una situación similar en tu vida diaria. ¿Hay cosas que sales corriendo a resolver como si fueran una urgencia y no lo son?

Algunas veces si vamos a tener que darle prioridad a cosas que solo son importantes para otros, pero tener consciencia de ello va a ser que apenas tengas el chance recuperes el tiempo en tus prioridades. Ayudar a otros es maravilloso, de hecho nos llena de energía cuando lo hacemos desde un lugar de equilibrio, pero cuando le damos prioridad solamente a los proyectos de otros perdemos el norte, y tiempo después nos vamos a culpar por no tener la disciplina pero lo que nos falto realmente fue priorizar para distribuir mejor el tiempo.

Cambiemos la frase “No tengo tiempo” por “Tengo que revisar mis prioridades”.

 

  1. Busca una motivación

Hay quienes se sienten muy motivados completando tareas, la sola idea de tachar algo de su lista les produce adrenalina. Hay quienes siempre esperan estar cerca de la fecha límite para empezar a trabajar, y tener el tiempo contado les despierta las ganas de actuar. Hay quienes se sienten motivados si tienen compañía, alguien con quien discutir de los mismos temas, alguien que este caminando el mismo camino, que entienda lo que están pasando. Hay también quienes necesitan una figura de control a quien rendirle cuentas, alguien a quien mostrarle avances y que les de su aprobación para poder avanzar.

A mi por ejemplo me encanta tachar tareas pendientes de mi lista; pero también disfruto mucho cuando tengo una persona cercana que reconoce mis avances, eso me motiva a seguir porque para mi el reconocimiento es importante. También uso videos TED para inspirarme o escucho música que me sube la energía o leo algunas páginas de un libro inspirador. Este video por ejemplo lo veo cuando necesito un empujón y casi siempre me funciona: https://www.youtube.com/watch?v=i41qWJ6QjPI

Accountability es una palabra en inglés de la que no encuentro una traducción exacta en español, significa responsabilidad por el resultado, pero al mismo tiempo significa que rindes cuentas sobre lo que estás haciendo. Tener a alguien que sea tu compañero de accountability o “accountability buddy”, significa que esa persona y tú mismo, se comprometen con el objetivo, sientes respeto por esa persona y te comprometes a mostrarle avances cada cierto tiempo. Si empiezas un proceso de coaching, tu coach cumple esa función, pero también puede ser cualquier otra persona que cumpla con estos dos requisitos fundamentales: Tiene un interés genuino por lo que te propones lograr y te sientes comprometid@ a mostrarle resultados y no le quieres fallar.

¿Cuál es el mejor método para motivarte? Es muy probable que esto cambie dependiendo de tu historia y de cómo te estas sintiendo; por ejemplo, que para algunas tareas te motive simplemente el placer de lograrlo y que para otras necesites de la fecha límite. Lo importante es descubrir lo que funciona para ti, lo que te mueve.

 

  1. Elige una recompensa (Premiar)

Las recompensas no tienen que ser físicas o cuantificables. En Japón por ejemplo; honrar a tus padres, a tus maestros, o a tu país puede ser la mejor recompensa para alguien. En nuestra sociedad occidental, es muy común que el trabajo se relacione con obligación y está lejos de estar relacionado con disfrutar. Imagina el impacto que tendría transformar nuestras creencias y empezar a ver el trabajo como un medio para servir y vivir en propósito y a nosotros como merecedores de la recompensa de tener una vida en la que se pueda disfrutar plenamente y no nos sintamos culpables… esto automáticamente cambiaría lo que para nosotros es una recompensa. Pero aún estamos lejos de esto, como lo hacemos en el mundo actual?

Elige darte recompensas cada vez que cumplas las tareas que te propusiste. Puedes darte un tiempo de descanso, o ver un capítulo de tu serie favorita, ir a tu restaurante favorito, o comprarte algo. De nuevo, depende de ti identificar cual sería la mejor recompensa a tu esfuerzo. Y si lo que prefieres es el reconocimiento de las personas que quieres, déjales saber que es importante para ti y pide su apoyo si eso funciona para ti.

 

Toma tiempo cambiar hábitos que nos han acompañado desde siempre, salimos y entramos de la motivación y eso es natural. Es importante observarnos y notar que es lo que nos ayuda a retomar. Con la recompensa estás tratando de convertir ese nuevo hábito en algo positivo en tu mente y si te condenas por no lograrlo, tu cerebro va a seguir asociando todo tu esfuerzo con algo negativo. Una vez logres incorporar el nuevo hábito, la recompensa no será necesaria.

 

Observa el impacto que tiene en tu vida ver la disciplina como la suma de pequeñas acciones. ¿Esta visión te hacer sentir más capaz de lograr lo que tienes pendiente? Empieza con proyectos pequeños y aumenta poco a poco la complejidad y recuerda tratarte con mucho amor, todos estamos aprendiendo.