Dejamos muchos sueños sin cumplir, abandonados en el cajón donde se quedan todos los sueños olvidados; y las ideas, las buenas ideas, vuelan a otra parte cuando se dan cuenta que no las vamos a hacer realidad. ¿Qué es lo que hace que nos olvidemos de nuestros sueños? Básicamente porque no creemos en ellos, no alcanzan a tener formita cuando ya estamos pensando que no son posibles, a veces no les damos el chance de germinar cuando ya estamos pisoteando la semilla enojados porque no han dado fruto.

Muchas veces es simplemente porque no nos damos permiso, porque pensamos que ya tenemos mucho y no merecemos más, o que nunca nos salen las cosas bien y no hay ninguna razón por la que esta vez las cosas podrían ser diferentes. ¿Cuál es tu caso? ¿Cuantos sueños has dejado escapar porque no te diste permiso?

 

Darse permiso significa quitarse las cadenas mentales, dejar de alimentar la voz interior que nos dice que no somos capaces, o que nos dice que no está bien pensar en nosotros, que estamos siendo egoístas. Significa darse cuenta que los límites que nos pusieron otros no eran reales. Significa dejar la culpa a un lado, aceptar la inspiración y darle vida a las ideas.

 

¿Cómo darse cuenta que no nos estamos dando permiso? 

• Siempre le das prioridad a las necesidades de todo el mundo y dejas las tuyas para cuando quede tiempo

• Dejas de hacer algo por pensar en lo que pensaría la gente

• Evitas situaciones que te emocionan o te agradan porque no está bien disfrutar tanto

• Evitas tomar una decisión que sientes es la correcta, por no lastimar a alguien

• Evitas brillar para que las personas a tu alrededor no se sientan mal o amenazadas

• No te sientes bien descansando, eso es “perder el tiempo”

• Evitas expresar tus sentimiento para no parecer vulnerable o débil

• No te permites perdonar a alguien porque “esas cosas no se perdonan”

• Prefieres no empezar ningún proyecto porque te da miedo fallar

Si has vivido alguna o algunas de estas situaciones, es porque has decidido limitar tus acciones con una cadena invisible que normalmente refleja: creencias limitantes aprendidas en tu niñez, creencias que aprendiste para poder “encajar”, creencias heredadas de tu religión o incluso algún aprendizaje de alma que viniste a resolver.

El primer paso para soltar las cadenas, es darte cuenta que las tienes puestas. Nadie quiere liberarse de algo que no cree que lleva puesto. A veces parece que fuera más fácil seguir con tu vida y pretender que lo normal en la vida es que esté llena de limitaciones y nuestro trabajo fuera acostumbrarnos a vivir en una jaula cada vez más angosta.

¿De que te has perdido por no darte permiso?

1. Te has perdido de cuidar de ti y dedicarte tiempo o dedicarle tiempo a las cosas que son importantes para ti. Y encontrar en ello la plenitud de poder amarte con el alma, en lugar de esperar que alguien empiece a amarte

2. Te has perdido de ser auténtico y vivir una vida única, quizás diferente a la de todo el mundo porque no eres más ni eres menos que nadie, pero eres único, eres diferente, y en esa diferencia esta tu súper-poder

3. Te has perdido de vivir aventuras, reír a carcajadas, disfrutar de la comida sin culpa, perderte en una ciudad nueva, comer algo que no sabes como se llama, hablar con un desconocido, irte a estudiar fuera, cambiar de trabajo, mudarte de casa, bailar como si nadie te estuviera viendo, besar como si no hubiera mañana, abrazar como si los abrazos sanaran (porque de hecho así es).

4. Te has perdido de aprender a soltar, te has perdido de la libertad que te da ser honesto, quizás te has perdido de cumplir la misión que tenías en la vida de esa persona, a quien se suponía debías enseñar a perdonar, a ser independiente, a creer en si mism@, a volver a comenzar.

5. Te has perdido de ser tú, y ser tú es lo más maravilloso que puedes ser; no hay nada mejor que ser realmente tú y darte cuenta que lo estás siendo. Cuando dejas de brillar, también dejas de inspirar, dejas de servir a otros y de cumplir tu misión porque quizás, siendo o haciendo lo que tú eres o haces, estás cumpliendo tu propósito de despertar a otros, o crear consciencia o inspirar.

6. Te has perdido del placer de la contemplación, observar el mundo mientras gira es una buena manera de darse cuenta que no estamos en el centro de todo. El descanso ha sido rechazado por generaciones, se nos olvidó descansar y con esto, olvidamos aquietar nuestra mente, olvidamos disfrutar el silencio, o nuestra propia compañía. Cuando nos damos permiso el tiempo se vuelve infinito, y alcanza para hacer todo lo que no imaginamos que podíamos lograr

7. Te has perdido la oportunidad de tener relaciones cercanas y honestas, donde la comunicación de lo que sentimos es la mejor herramienta para resolver conflictos, porque aprendemos a sentir al otro, a honrar su presencia y sus sentimientos y logramos la empatía que permite que seamos vulnerables y valientes a la vez.

8. Cuando no te das permiso de perdonar, te pierdes de la conexión maravillosa que surge entre humanos cuando perdonamos. Y del crecimiento de tu alma como resultado de ese perdón. ¿Cómo saber si perdonaste de corazón? Puedes recordar lo que pasó sin dolor y tienes claro cual fue el aprendizaje.

9. Cuando temes fallar y no te das permiso de actuar, te pierdes de avanzar y aprender. Cada paso que das, aunque sea un paso en falso, aunque te tropieces, aunque te caigas, te da información útil para seguir avanzando. Para subir la montaña, todo empieza dando algunos pasos y si te quedas quieto no vas a llegar a ninguna parte.

Empieza a observar las creencias que te acompañan, las cadenas que has decidido llevar y fíjate bien cuales quieres seguir llevando contigo. Tú puedes decidir transformar una a una las creencias que te limitan, el primer paso es darte cuenta.